miércoles, 5 de febrero de 2014

30

No recuerdo el momento en que dejó de gustarme cumplir años. Quizás fue cuando me di cuenta de que cumpliera lo que cumpliera iba a estar más cerca de los 50 que de mi nacimiento.

Lo gracioso es, que aunque no me gusta cumplirlos me gusta que la gente me felicite, aunque sea gente con la que no hablo nunca, quizás es porque al tomarse la molestia, sé que han pensado en mi, o tal vez, porque al felicitarme con tanta alegría parece que cumplir años es algo bueno. Aunque yo, no acabo de verlo.

Añoro esa época de inconsciencia, en la que mi mayor responsabilidad era aprobar todas para junio. Añoro los veranos en los que mis hermanos y yo nos repartíamos el tiempo para jugar los 3 el mismo rato a la Nintendo 64. Esos años en los que me despreocupaba si había crisis o si ganaba un partido político u otro. Cuando soñaba con un trabajo de ensueño.

Y es que creo que desde hace algunos años, no se me da bien crecer. Aunque la gente de mi entorno me enseñe que no es tan malo.

Por si alguien no lo ha notado, esta mañana a las 7:25 exactamente, entré en una nueva década. La que empieza por 3. Y aunque el 3 es un número bonito, me preocupa un poco haber llegado aquí y tener esta sensación de no estar viviendo la vida que siempre quise.

Eso si, la gente que me rodea me encanta, sobre todo mis compis de trabajo, que son un encanto y me han organizado un almuerzo especial. 

En fin, mañana será otro día y espero haber superado la depresión postcumpleañera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario